martes, 24 de abril de 2012

Sobre la Suspensión de las Certidumbres
Cristián Pérez Tobar       

Para vincular este ensayo, ya que consta de cuatro ejes que lo componen, cito lo siguiente: ‘Nosotros tendemos a vivir un mundo de certidumbre, de solidez perceptual indisputada, donde nuestras convicciones prueban que las cosas sólo son de la manera que la vemos, y lo que nos parece cierto no puede tener otra alternativa. Es nuestra situación cotidiana, nuestra condición cultural, nuestro modo corriente de ser humanos’[1]. 

Desde la solidez perceptual indisputada, expongo mis ultimas inquietudes sobre el como pensar la pedagogía, desde que punto establecer las relaciones entre el que se abre al conocimiento y el que lo comparte. Las problemáticas actuales radican precisamente en la forma de observar ambas posiciones, que determinan finalmente las bases del pensamiento de una nación.
La estructura pedagógica actual basada en una serie de experimentos sociales se encuentra en un estado de obsolescencia radical, esta obsolescencia se ha manifestado precisamente por el modo de mirar o crear un tipo de pensamiento que determine una localidad pero planteada desde un concepto mundial y porque no, universal.

Los gobiernos tienden a inclinarse por esta motivación pero maleada desde la inauguración y posterior desarrollo de las politicas económicas utilitaristas, que en consecuencia genera lo que estamos experimentando,  polarización planetaria pero globalizada, una especie de invidualismo global. Donde la jerarquía y la estructura mental tecnócrata a nivel educacional instauran conocimientos parcelados, donde no se vincula ninguna de las ideas que cada asignatura imparte lo que genera estudiantes funcionales que operen dentro de la idea de estudiar carreras y no construir conocimientos nuevos, en este sentido la vocación por el conocer carece de sentido.  
Es este el conflicto actual entre el docente jerarca y el a/lumno (sin luz), que imparte conocimiento reducido a principios fundamentales, donde no hay cabida para liberar las certidumbres.
Este paradigma que intenta construir un pensamiento, sustentando en el utilitarismo, recae en quienes piensan, diseñan y aprueban el currículo, limítrofe y discriminador (los términos educación ‘básica’ y ’media’, deberían suprimirse), que se manifiesta en esta  obsolescencia que ha generado un nihilismo ambiente que se experimenta en las juventudes actuales incapaces de comprender la frustración como proceso existencial, lo que genera una especie de sobreadicción fundamentalista y fanatismo dogmático.

Desde mi punto de vista, la jerarquía educacional y exceso de certidumbres reprimen la posibilidad de encontrar en el cotidiano una nueva forma de comprender los fenómenos de todos los días, generando irreflexión, homogenización o dogmas del pensamiento. Lecturas como ‘Vivir O Pelouro’, contribuyen a fomentar estas ideas liberadas de la solidez perceptual, donde el término no es enseñar sino compartir las experiencias. La aventura del educador actual es precisamente crear este espacio donde se fomente el fenómeno humano.


Lo descrito lo he corroborado al preguntar a un grupo de tres estudiantes lo siguiente: ‘imaginen una sala de clases… describan lo que sucede’. Estas tres personas me describieron lo que es común en la actualidad: ‘una sala jerarquizada y organizada por filas de sillas, desde los más bajos y atentos al principio y los altos y desordenados al final, todos uniformados y peinados. Son 45. La clase es presidida por la clásica profesora de gafas de pelo crespo y sendos rollos en su abdomen, que no tiene amor ni entusiasmo por el cotidiano, trabaja por que si, por que el olvido, las deudas y sus devenires. En la pizarra negra explica los ‘fenómenos de lo naturaleza’, sin comprenderlos, ni maravillarse con ellos, que camino a su casa, arriba de la micro, ya olvidó’.

Este es nuestro escenario actual, este es el que hay que renovar… renovar las bases anquilosadas y apolilladas de la sociedad en curso.  


[1] VARELA, F. / MATURANA, H. ‘Conocer el Conocer’. Cap. I, pp.: 5. El Árbol del Conocimiento. Ed. Universitaria. 2007.

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